Saturday, February 26, 2011

In-fusiones de jazz


Reproduzco más abajo la reseña de un nuevo libro sobre jazz que acaba de salir en España y en el que colaboro con un capítulo sobre improvisación libre en algunas partes de Europa. Se trata de una iniciativa de Julián Ruesga que va en el mismo sentido de Más allá del rock, el libro que compilamos juntos hace ya más de un año. He visto que en España está a la venta por unos veinte euros. Sería fantástico si algún alma noble decidiera arreglar con Ruesga para hacer una edición argentina o latinoamericana. Yo mismo aún no lo tengo, aunque espero recibir algunas copias. Al menos, cumplo en informarles que el libro existe.


Varios autores (Ed. Julián Ruesga)
ISBN: 978-84-614-5668-0

Edita: arte-facto, colectivo cultura contemporánea
ICAS, Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla


Las investigaciones y reflexiones sobre los cambios que se están produciendo en las culturas locales, ante el influjo de las industrias culturales transnacionales y el desarrollo de los medios y tecnologías de la comunicación, están aportando elementos críticos y conocimientos que facilitan la adaptación, creatividad e innovación de los profesionales de la cultura ante las transformaciones y demandas sociales que provocan estos cambios. El colectivo “arte-facto” ha publicado ya tres libros desde esta perspectiva y acaba de publicar el cuarto. En esta ocasión se trata de In-fusiones de jazz, un libro de casi 300 páginas que en ocho capítulos se ocupa de la transformación de la música de jazz en los últimos 60 años. El libro revisa la relación del jazz con el flamenco, con las músicas latinas, con las vanguardias de la tradición académica occidental, el jazz en manos de músicos europeos, su encuentro con la electrónica y las tecnologías digitales y, en fin, las hibridaciones que estos cruces han producido, transformando un género musical que en origen estaba asociado a un lugar, Nueva Orleans, hoy expandido y relocalizado por todo el mundo.

Aunque más que relocalizado, o además, habría que decir “resignificado”. Al fin y al cabo, como muestra el libro, la transformación del jazz ha sido el resultado de diversas relecturas, a través de sucesivas generaciones de músicos y audiencias, en su difusión por diferentes territorios geográficos y culturales del planeta. El libro muy bien podría haberse subtitulado: Apuntes para otra historia del jazz, ya que trata de músicos y músicas que normalmente quedan fuera de las narrativas al uso o, a lo más, como notas a pie de página o exotismos en las historias del jazz norteamericano. Muy acertadamente, el principio que sustenta el libro se basa en la exploración y análisis de la música de jazz desde una doble perspectiva: como expresión del espacio cultural que la produce y como elemento de transformación de las culturas musicales que la han recibido y en las que se inscribe. Desde esta perspectiva el libro revisa la “jazzificación” de algunas músicas y las transformaciones del jazz en su encuentro con ellas a través de los músicos que la han hecho posible y los contextos que han favorecido estas operaciones.

El primer capítulo, escrito por Julián Ruesga -que también coordina el libro- sirve de introducción general, focalizando el jazz en tres momentos importantes de su difusión y contacto con otros espacios culturales durante el siglo XX: la Europa de entreguerras, el Caribe de los años ’50 y la década de los ’60 en Estados Unidos. El belga Luc Delannoy, con varios libros publicados sobre el tema, se ocupa del jazz latino y la actual diáspora latinoamericana por el mundo. Luís Clemente escribe sobre el jazz-flamenco. El músico argentino Daniel Varela escribe sobre las interconexiones entre el jazz y las músicas de tradición académica occidental. Norberto Cambiasso (director de la blog-revista Esculpiendo Milagros) escribe el capítulo dedicado al jazz en Europa y la efervescencia política en la que surgió la “improvisación libre” en los ’60-’70. Santiago Tadeo (creador de la revista digital Acidjazz Hispano) cuenta en un extenso capítulo el encuentro del jazz con la electrónica y lo digital en las últimas décadas y las nuevas sonoridades y estéticas que ha producido. Continúa con una reflexión general sobre el momento actual del jazz, del periodista y crítico de jazz del diario El País, Chema García Martínez. El libro se cierra con un apéndice escrito por Julián Ruesga donde reseña la bibliografía existente en castellano sobre las distintas escenas locales del jazz en Hispanoamérica.

Dos apuntes finales en apoyo del libro. Uno, subrayar como el jazz, igual que otras expresiones culturales, es un mirador privilegiado desde el que visualizar y comprender el funcionamiento de la cultura contemporánea y los nuevos modos de difusión y recepción que han creado los medios de comunicación electrónicos y las industrias culturales. El segundo, destacar que es el único libro en castellano, y uno de los pocos a nivel internacional, que se ocupa del jazz como fenómeno cultural global inscrito en los procesos de mundialización cultural que hoy constituyen la cultura contemporánea.

Adolfo Luján

Thursday, February 17, 2011

Factor Burzaco II: La música después de la tradición


“Toda dirección es un embuste”, viene machacando desde lejos la voz multifacética de Carolina Restuccia al comienzo de “Inmemoriam”, antes de que un dúo de saxos se corte abruptamente por una sección mínima y milimétrica de power trio en formato hardcore.
¿Lo es realmente? Basta concentrarse en el track en cuestión para descubrir un modo de componer sobre la base de pequeñas células generativas que se expanden, se metamorfosean, se reelaboran, se reproducen, se fragmentan, se descomponen, se desvanecen y renacen en el seno de cada uno de los diez temas. Un poco a la manera de los textos de Marcelo Cohen, cuyo orden se altera hasta el punto de suspender por un momento sus atributos sintácticos y semánticos. Como si ese sintagma sonoro, discursivo, estuviera sujeto a los caprichosos vaivenes de un paradigma hecho de memorias difusas y materiales siempre disponibles.

“La música prospera”, “al ritmo de la música se avanza”: una nueva duplicación, esta vez de vibráfonos, arropa un recitado que inaugura el fuerte procesamiento electrónico que caracteriza la segunda mitad del CD. En ese devenir de texturas, de una improbable pureza a una electroacústica engañosa, se articula el solapado universo sónico de Abel Gilbert, compositor riguroso de lo que aquí se escucha. Sagaz, algo taimado incluso, Abel se regodea en desafiarnos. A nosotros, oyentes incautos acostumbrados a las referencias estables y a los límites claros. Y él propone combinatorias inéditas en tríadas desopilantes: trío de maderas con guitarra bajo y batería, dos vibráfonos y voz con saxos soprano, barítono y alto. Difumina nuestras venerables expectativas genéricas al pasar sin transición aparente de la música de cámara al rock más visceral, de los gestos stravinskyanos de la nouvelle musique a un drone huidizo, de ciertos arreglos orquestales a la Henry Cow a una Sequenza de Berio. O encuentra una manera de trastocar la canción de “Progresiones” en el ruido blanco de “Guantanabu 3” a través de una sucesión de variaciones complejas con una naturalidad que desarma nuestros prejuicios más recónditos. Porque sólo despojándonos de ellos estaremos en condiciones de apreciar un disco que hace de la herencia musical un repositorio de potencialidades para actualizar, sin recaer nunca en ese cinismo posmoderno tan en boga. Lo suyo es otra cosa. Una respuesta directa, convincente, a la pregunta que aún hoy desvela a tantos contemporáneos: la de cómo hacer música después de la caída de los criterios tradicionales.

El disco estará saliendo por el sello italiano AltrOck en algún momento antes de que termine nuestro verano.