Wednesday, August 28, 2013

ESCUCHAR 2013


PEQUEÑO FESTIVAL DE MÚSICA EXPERIMENTAL Y ARTE SONORO
MUSEO DE ARTE MODERNO DE BUENOS AIRES
AV. SAN JUAN 350 CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES
ARTÍSTICA Y COORDINACIÓN: JORGE HARO Y LEANDRO FRIAS
APERTURA VIERNES 30 DE AGOSTO | 20 HS | ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
MELMANN con visuales de LUCAS DM

NICOLAS VARCHAUSKY. Invitado: Javier Cabanellas
El Museo de Arte Moderno de Buenos Aires estrena su nuevo auditorio y presenta una versión especial del habitual ciclo de música experimental en la forma de un pequeño festival. Las actividades comienzan en agosto con una fecha apertura y continúan en septiembre durante tres días consecutivos (20, 21 y 22). Todo concluirá el 18 de octubre con un concierto especial de clausura, a modo de coda. En esta edición, la programación se completa con atrayentes proyectos experimentales a la vez que brinda un espacio para músicas que incluyen lo experimental en las músicas populares. El oyente podrá apreciar un vasto panorama de estéticas sonoras y descubrir nuevos umbrales de escucha.


El proyecto MELMANN - DM integrado por los argentinos Nicolás Melmann y Lucas De Marziani, música e imagen respectivamente, es un diálogo entre el presente y el pasado, donde la tecnología y lo primitivo conviven en un mismo espacio, donde lo digital y lo analógico confluyen para crear un único discurso, y donde imagen, música y texto son pensados como una única composición. El resultado: una expedición sensorial a través de paisajes naturales y abstractos, cuadros sonoros, pintados digitalmente en vivo, un híbrido entre las nuevas tecnologías y las formas más primitivas del arte.
Melmann opera software (Live, Reason), hardware (Drum Machine, Kaosspad synth, Loop Station) e instrumentos acústicos (ukelele, melódica, arpa, hang drum). Ejecuta ejecutando, procesa y combina en vivo estos diferentes materiales digitales, analógicos y acústicos creando diferentes paisajes sonoros, entre la melodí­a y el ruido. La música transcurre minimalista y contemplativa. A la vez echa mano a emulaciones digitales de instrumentos medievales: harmonio y dulcimer.
DM genera composiciones visuales en vivo, utilizando herramientas de software y programación (VDMX, Quartz Composer), alimentándose en tiempo real del análisis de frecuencia del audio y de eventos MIDI, pero dejando siempre un lugar para el azar, la incertidumbre y el caos. En las visuales creadas por DM, al igual que la música, persiste este componente que oscila entre lo digital y lo analógico, entre el presente y el pasado, combinando composiciones generativas creadas a través de programación con filmaciones e imágenes de archivo obtenidas de video analógico.
melmann.com.ar | lucasdm.com.ar

Nicolás Varchausky presenta Volúmenes Foto-Sensibles. Una serie de piezas electrónicas para instrumentos que transforman luz en sonido. Tocadiscos mecatrónicos foto-sensibles, backlights sonoros y barras de luz diseñados por Varchausky son interpretados en vivo junto a miembros de la Banda Sinfónica de Ciegos, y expandidos en tiempo real por una computadora. Al experimentar con técnicas alternativas para inscribir el sonido, la serie se plantea como una especulación sonora alrededor de la lectura y la escritura.
Las primeras tres piezas de la serie formaron parte de La Biblioteca Ciega (Mención Honorífica Prix Ars Electronica 2013), una performance creada para la antigua sala de lectura de la ex Biblioteca Nacional. En esta ocasión, se presentan dos nuevas piezas y la relectura de una pieza anterior, junto a Javier Cabanellas como intérprete invitado.
varchausky.com.ar
Composición, live electronics y diseño de instrumentos: Nicolás Varchausky.
Intérpretes foto-sensibles: Nicolás Varchausky & Javier Cabanellas.
Con el apoyo del Proyecto de Investigación Sistemas Algorítmicos de Espacio y Tiempo en el Arte Sonoro (UNQ) y DXARTS (University of Washington).

Programa Varchausky
Volumen Foto-Sensible IV. S2BN313428.
Volumen Foto-Sensible V. S2BN313431.
Volumen Foto-Sensible III bis. S2AK081139.

Tuesday, August 20, 2013

El viaje iniciático de Los Jaivas: Una inmensa y telúrica vorágine

Reproduzco aquí un texto sobre La Vorágine, la extraordinaria caja de Los Jaivas que apareció hace ya unos años pero, al menos en nuestro país, careció por completo de difusión y repercusión. El texto pertenece al colega chileno Cristóbal  Cornejo, de quién publicaremos en breve otro artículo sobre el compositor electroacústico José Vicente Asuar. ¡¡Muchas gracias, Cristóbal!!


1969 y 1970 delinearon gran parte de lo que Los Jaivas serían posteriormente. Entregados salvajemente a la improvisación, dieron forma a una sicodelia nativa que mezcló el espíritu ácido con recursos americanistas y de la vanguardia docta. Esa etapa, a veces subvalorada, está recogida en cinco discos conocidos como La vorágine, un documento imprescindible.

Es imposible concebir El volantín (1971), consignado como el primer disco de Los Jaivas, sin considerar sus actividades desde mediados de 1969, período en el que se volcaron de lleno a la improvisación.
La edición por Sony en 2003 de los cinco discos que componen La Vorágine permite comprender mejor la continuidad musical del grupo y acceder a un crucial momento de su historia, en el que la creación espontánea fue delineando los trazos que finalmente los llevarían a ser una de las bandas esenciales de la música latinoamericana.

Escuchar la apertura del disco I ("Pan Negro") es un mazazo: una armónica (la del gringo David Fass) inicia un diálogo que es respondido con un punteo de guitarra eléctrica en la senda del blues cósmico de Hendrix, a la que luego se adhiere un solo de órgano. "Mañana cuando llegues" o "Canción del gancho" reflejan muy bien esta primera etapa, aún dentro del formato rock, pero ácido y expansivo.
Sin embargo, el clímax de ese disco es otro. El 24 de enero de 1970 se realizó en la Quinta Vergara el Primer Festival de Música de Vanguardia. Los Jaivas tocarían luego de Aguaturbia, despachándose con una brutal improvisación que en poco más de 20 minutos pasa del carnaval al caos, desembocando en una agresiva exhortación del Gato Alquinta al público, donde aparece la frase que le da el nombre a esa pieza: "Tocamos música de vanguardia ¡y qué!".
"Muy ofendidos y en nombre de la vanguardia nos tomamos el escenario en complicidad con Los Blops", relata Eduardo Parra en las notas interiores. Es que Los Jaivas se sentían verdaderamente a la vanguardia, en relación a otros grupos que hacían covers de bandas extranjeras como los mismos Aguaturbia o Los Escombros. Casi como acto proto-punk, la presentación acabó cuando la producción cortó la luz sobre el escenario. Anécdotas como estas abundan en este par de años mesiánicos -varias relatadas por el mismo Parra a lo largo de las notas.

ABAJO LAS FRONTERAS

El musicólogo Juan Pablo González compara esta situación con lo acontecido con Caetano Veloso en la sesión final del III Festival Internacional de la Canción en Rede Globo en 1968, cuando este increpó a la audiencia que alegó en contra de su canción "É proibido proibir", una osada pieza de tropicalismo deconstructivo.
González propone el término 'vanguardia primitiva' para denominar al cruce entre las tendencias progresivas del rock de fines de los años '60 y el indigenismo americanista de los años '70, entre ellas la primera etapa de Los Jaivas. En esta idea de 'vanguardia primitiva' "la experimentación propia de la vanguardia se daba la mano con la invocación de un pasado remoto", en una práctica casi ritual que interpelaba al auditor a hacerse parte activa de la experiencia.

Desde el segundo disco, La reforma -que recoge el concierto del 11 de mayo de 1970, el primero en que utilizan el nombre Los Jaivas- el gesto americanista empieza a emerger a través de la instrumentación y sus toquíos, en un contexto de libertad absoluta, que tendía puentes entre el hippismo, la identidad latinoamericana y la vocación experimental de la vanguardia, representando un interesante cruce entre alta y baja cultura, entre lo académico y lo popular, fenómeno progresivo en el rock desde los años '60. Asimismo, la integración con otras disciplinas (teatro, cine) también es parte de su experimentación, tal como lo demuestra su aporte a un proyecto de Raúl Ruiz, música que se recoge en el quinto disco, ¿Qué hacer?, donde improvisaciones más estructuradas dan indicios del camino que seguirían en los años posteriores.

CORDELES

La música de Los Jaivas en La vorágine rompe con la tonalidad, ingresa en la disonancia, en la repetición rítmica y en la disolución temporal sicodélica. En ella se practican técnicas de extensión instrumental (el "piano preparado") y se utilizan objetos como emitidores de sonidos (plumavit, sillas arrastradas, tocadiscos girados con la mano). La vorágine sorprende por su acercamiento casi naíf a las prácticas de la vanguardia, y a pesar del aislamiento se hermana con la psicodelia global.
Compartimos la tesis del músico e investigador Gerardo Figueroa, en cuanto a que en Chile hay una línea de música underground que puede ser llamada "experimental que parte desde La Vorágine, pasa por Malalche, Agrupación Ciudadanos, y desemboca en Tobías Alcayota, ojO o el Colectivo No, entre otros, genuinos herederos de la magia que se desprende en esta vorágine.

En su año de aniversario número 50, no es malo volver a revitalizarse con la escucha de este artefacto sonoro que aún destila magia y fuego.


VER LA VORÁGINE
Gestado originalmente como el proyecto de título del director Marcelo Tapia, el documental "Los Jaivas: La vorágine" (CRÍTICA AQUI: http://sangria.cl/2011/12/critica-los-jaivas-la-voragine/), estrenado en 2011 en Valparaíso, indaga en esta época a través de diversas entrevistas e imágenes de archivo, que explican las motivaciones del grupo y entrega sabrosas anécdotas.
"Intentamos descubrir una etapa en sus vidas no muy conocida y de pocos antecedentes. Era un redescubrir sus inicios y de la forma en cómo su improvisación poco a poco se fue convirtiendo en melodías que hasta el día de hoy se conservan", explica Tapia.
El equipo realizador digitalizó todo el material filmográfico de Los Jaivas, desde su niñez hasta el presente, que fue cedido para potenciar la película. Las fotografías fueron aportadas por Erich Jara, Aurora Alquinta, Paul Lowry y la banda.
Tapia comenta que si bien la película ha sido exhibida en Chile y en el exterior, para este año de aniversario se espera pasarlo por televisión y subirlo a la Internet.




Cristóbal Cornejo

Monday, August 05, 2013

ALAN COURTIS & Los TELERGIA

Un foco de luz roja cae sobre la larga cabellera que cubre su rostro.  Siempre mirando hacia abajo, buscando los objetos que hará sonar, pisando pedales, manipulando cables y micrófonos de contacto. Se acerca lentamente a una mesa -que es, literalmente, una mesa de disección- repleta de consolitas, mezcladoras, una laptop. Allí suben y bajan los objetos: un secaplatos que oficia de rallador, un sonajero hecho de llaves colgadas a una maderita, una asadera que vibrará por el efecto de unas barritas de metal, un pequeño arco con cuerda ...  Me recordó la mesa que armó Pierre Bastien en la Alianza Francesa, en julio de 2009, cuando vino invitado por Jorge Haro al ciclo Limb0. La misma dedicación, la misma concentración -y pasión- para darle vida a las cosas, para hacerlas mover a contramano, y sobre todo, para hacerlas sonar en modos inusuales. 
En el concierto del viernes, en el Centro Cultural de la Cooperación, Alan Courtis por fin dejó estampar su nombre completo y sin dislexia en la cartelera porteña. Y demostró contundentemente su capacidad de liderazgo.
Si en la primera parte del concierto monta la escena en la que protagoniza su calidad de solista, en la segunda afila la batuta de su guitarra eléctrica, levanta la cara y se yergue para prestar atención a las propuestas de sus dos compañeros: Mateo Aguilar  -un baterista muy afecto a los platillos - y Ale Leonelli, quien barajó en forma alternada el bajo, un organito eléctrico y pedales ruidosos.
Como Jano, el recital tuvo sus dos caras, dos ambientes, los dos aspectos de lo uno y lo múltiple; de lo distinto, por la formación y experiencia, pero ineludiblemente unidos por la energía que Courtis supo generar desde el comienzo: Cuando arrancó solo y se sumergió en ese mundo infrarrojo de sonidos únicos, combinados aleatoriamente, sin ensayo previo; un mundo que se va creando en cada segundo, espontáneamente, y que por ser tan suyo, puede brindarlo al universo y compartirlo. No digo que sea fácil escucharlo, o placentero... no faltan las  estridencias, los agudos, las distorsiones... No deja de ser noise pero es un ruido que entra por los poros, que nos lleva de viaje, y al mismo tiempo reclama nuestra atención: Como la de Pierre Bastien, es música para ver y escuchar.
 Luego la luz roja se apaga y en su lugar, sobre el telón de fondo, se proyectan rectangulitos ocres, grises y marrones. Comienza la segunda parte; entran los otros músicos, cambia la historia. El color de la música se opaca un poco ante ciertos desencuentros, ante la inseguridad del baterista de Morbo & Mambo que frente a la duda persiste en un ritmo monótono y aplatillado. El bajista de Honduras, en cambio, prueba distintas salidas y encuentra su rumbo cuando se agacha, cuando acerca el oído y se anima con punteos armoniosos que traen algo de alivio a la insistencia ruidosa de los pedales.
Finalmente la telergia logra su efecto. Esa energía  “somática e invisible” que había emergido al principio del manojo de llaves y del violincito de una sola cuerda, ya ha sido “transformada y exteriorizada”, ya  se ha condensado y se ha dispersado en el aire, no sólo entre los músicos –que hacia el final definitivamente se encuentran- sino que es compartida por el público, que sale del show agradecido y feliz.


Para quienes quieran saber más sobre este ciclo, vean la nota de Jorge Luis Fernández en La Nación del viernes 2 de agosto de 2013, en http://www.lanacion.com.ar/1606566-musica-paralela-un-ciclo-con-el-lado-oscuro-del-rock. También, http://conciertosdemusicaparalela.blogspot.com.ar/

                                                                                            Cristina I. Fangmann