A propósito de Yaco (Santiago Peresón). Películas y una canción. Sudamérica electrónica, Buenos Aires. 2008.
Ahora que comienza el 11º, Santiago Peresón construye su propio diario del 10º BAFICI, el Festival Internacional de Cine Independiente que se lleva a cabo todos los años en Buenos Aires. Y “construir” es aquí la palabra adecuada, ya que más de 60 films de la última edición del Festival configuran el material de base sobre el que se construye la música de este disco. Santiago somete los sonidos, extraídos de las películas más diversas, a técnicas características de las músicas concretas y electrónicas. Células sonoras que se extienden y se repiten, fragmentos que se ensanchan, sonidos superpuestos en collages, mucho cut and paste. Un enorme trabajo de edición que reitera y modifica gestos constitutivos del propio medio cinematográfico, empezando por el montaje. Aunque a veces, como en el caso de la canción (“I want you” de Bob Dylan, tal cual aparece en el film de Todd Solonz) el recorrido sea a la inversa. Su intento de traducción de un medio (el cine) a otro (la música) no busca las fuentes originales en sonidos del mundo externo sino que parte de algo que ya está sometido de antemano a la reproducción mecánica, una especie de relectura y transformación de ideas que supieron popularizar los escritos de teóricos como Walter Benjamin y Marshall McLuhan. Un soundtrack del soundtrack que Peresón convierte en la radiografía de su propia experiencia personal del BAFICI, agendada como un diario puntilloso de “sus” dos semanas de Festival.
Muchas cuestiones, casi filosóficas, podrían derivarse de este trabajo. Entre ellas: cómo comunicar experiencias que, en tanto espectadores subjetivos, tienden a parecer intransferibles, cómo hallar un equilibrio en la traducción entre lenguajes estéticos diferentes, sin que uno tienda a invadir el otro y, en particular, hasta que punto las técnicas reproductivas permiten una aprehensión del instante que antaño hubiera resultado poco menos que imposible. Pero no escribiremos ahora un ensayo. Nos contentamos con recomendarles uno de los discos más interesantes que, en silencio y hacia el final de año, vio la luz en 2008.
Ahora que comienza el 11º, Santiago Peresón construye su propio diario del 10º BAFICI, el Festival Internacional de Cine Independiente que se lleva a cabo todos los años en Buenos Aires. Y “construir” es aquí la palabra adecuada, ya que más de 60 films de la última edición del Festival configuran el material de base sobre el que se construye la música de este disco. Santiago somete los sonidos, extraídos de las películas más diversas, a técnicas características de las músicas concretas y electrónicas. Células sonoras que se extienden y se repiten, fragmentos que se ensanchan, sonidos superpuestos en collages, mucho cut and paste. Un enorme trabajo de edición que reitera y modifica gestos constitutivos del propio medio cinematográfico, empezando por el montaje. Aunque a veces, como en el caso de la canción (“I want you” de Bob Dylan, tal cual aparece en el film de Todd Solonz) el recorrido sea a la inversa. Su intento de traducción de un medio (el cine) a otro (la música) no busca las fuentes originales en sonidos del mundo externo sino que parte de algo que ya está sometido de antemano a la reproducción mecánica, una especie de relectura y transformación de ideas que supieron popularizar los escritos de teóricos como Walter Benjamin y Marshall McLuhan. Un soundtrack del soundtrack que Peresón convierte en la radiografía de su propia experiencia personal del BAFICI, agendada como un diario puntilloso de “sus” dos semanas de Festival.
Muchas cuestiones, casi filosóficas, podrían derivarse de este trabajo. Entre ellas: cómo comunicar experiencias que, en tanto espectadores subjetivos, tienden a parecer intransferibles, cómo hallar un equilibrio en la traducción entre lenguajes estéticos diferentes, sin que uno tienda a invadir el otro y, en particular, hasta que punto las técnicas reproductivas permiten una aprehensión del instante que antaño hubiera resultado poco menos que imposible. Pero no escribiremos ahora un ensayo. Nos contentamos con recomendarles uno de los discos más interesantes que, en silencio y hacia el final de año, vio la luz en 2008.
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