El compositor e ingeniero José Vicente Asuar no sólo es uno de los
pioneros latinoamericanos de la música electrónica, sino que también construyó
el sintetizador más potente de su época, el computador virtuoso. Recientemente
estrenado, “Variaciones espectrales”, documental de Carlos Lertora, reconstruye
esta historia, siguiendo el influjo de esta sombría figura hasta nuestros días.
Hace algunos años, viendo un programa
ochentero sobre tecnología, Carlos Lertora supo del computador musical que José
Vicente Asuar creara en los ’70. Sorprendido, indagó hasta llegar a fines de la
década del ’50, años donde un pequeño grupo de compositores chilenos
desarrollaban experimentos sonoros similares a los de la vanguardia europea.
Ese descubrimiento es la génesis de
“Variaciones Espectrales”, documental recientemente estrenado y que puede verse
en el canal Artv, que recoge parte de la trayectoria e influencia del
compositor e ingeniero nacido en 1933, centrándose en la búsqueda del mítico
computador musical con que diera forma a su obra “Así habló el computador” en
1978.
NACIMIENTO
En la década del ’50, compositores chilenos comenzaron a
desarrollar al alero de instituciones académicas y de la Radio Chilena, diversos
experimentos sonoros en la vena de la música concreta y electroacústica
europea. Trabajo de montaje sobre grabaciones de objetos (concretos), collages
de cintas, filtros y efectos eran el medio para crear una música que dibujaba
sus lineamientos estéticos al mismo tiempo que experimentaba con los
materiales.
León Schidlowsky compuso en
1956 “Nacimiento”, primera obra electroacústica latinoamericana. Un año
más tarde Juan Amenábar y Asuar creaban el Taller
Experimental de Sonido en la
Universidad Católica, donde participaron, además, Eduardo Maturana, Raúl
Rivera, Juan Mesquida y Abelardo Quinteros. En él, Amenábar compondría su obra “Los Peces”, la primera en la
región con partitura y en usar montaje de cintas. A esa altura, empezaban a
aparecer artículos y charlas de difusión en distintos espacios, y Asuar se
transformaba en uno de sus principales promotores e investigadores.
El también ingeniero civil termina de
componer su primera obra, “Variaciones Espectrales”, en 1959, la que fue
estrenada ese año como base de “Germinal”, obra del Ballet de Arte Moderno.
Los años posteriores tienen a Asuar estudiando y trabajando en
Alemania, Venezuela e intermitentemente en Chile. Luego de eso, se centró en
estudiar la aplicación de computadores a la creación musical, hasta que en
1972 construyó uno que controlaba la generación de sonidos de sintetizadores,
con el cual realizó el disco “El Computador
Virtuoso”. En 1978 crea
el primer computador chileno para fines exclusivamente musicales, el
COMDASUAR (Computador Digital Analógico Asuar)
con el cual realizará el citado “Así Habló el
computador”. Desde mediados de los ’80, se marginó del medio musical,
hasta casi perderse en las neblinas de la des-memoria.
ESPECTROS
Desde inicios de los ’90, la nueva horneada de compositores
electroacústicos chilenos intentó superar esa sensación de orfandad. Los compositores Federico Schumacher y Alejandro
Albornoz buscaron a
Asuar mucho tiempo intentando atar los hilos de la continuidad histórica.
“Asuar crea obras musicales, pero le suma una aproximación y
práctica de la investigación tanto teórica como aplicada, es decir, entiende la
composición musical como un proceso de creación/investigación donde ambas
perspectivas son interdependientes. Este aspecto le da mucha importancia.
El reconocimiento actual de su figura trasciende los medios musicales
estrictamente académicos. Es más, ha sido desde fuera de la academia donde
comenzó este proceso de valorización de su obra”, comenta Schumacher,
miembro de la Comunidad Electroacústica de Chile (Cech).
Carlos Lertora llegó hasta la casa de Asuar en Calera de Tango a través de estos compositores. “Cuando nos conocimos, le
pregunté por el famoso computador, si era posible grabarlo para un documental.
Aunque él decía que era un ‘traste viejo que ya no servía para nada’, nos dio su
aprobación. ¡Habíamos conseguido en una sola reunión lo que Alejandro y
Federico habían intentado mucho tiempo!”, comenta el realizador.
Consultado sobre “Variaciones Espectrales”,
Asuar comentó que lo que más le importa es que se haya hecho un trabajo sobre
el tipo de música que hace: “Que se haya tomado a mi persona como referencia,
como uno de los fundadores, es por supuesto un gran honor, y lo agradezco, pero
el valor principal no está en mi persona, sino en el tipo de música que hago,
que ya surgió hace bastantes años, pero que sigue viva a través de los nuevos
compositores que la cultivan”.
Schumacher señala que la actitud de Asuar
fue de sorpresa “Después de haber sido ninguneado y criticado por la
academia en los ’70 y ’80, no esperaba que una nueva generación, a casi 20 años
de haber dejado la música, se interesara y valorizara su trabajo”.
Asuar ha generado una cercanía con algunos
de los compositores agrupados en la Cech, “siempre manteniendo la
distancia pero dispuesto a cooperar a partir de su experiencia y
conocimientos”, continúa. “Más de alguna vez le he oído decir que ojalá esta
generación de compositores hubiera coincidido con el período en el que estaba
en actividad. Hay una cierta lamentación en ello, pero me parece que comprende
cuál fue su papel en el desarrollo histórico de esta música y con las nuevas
generaciones”, añade el autor del libro “Música electroacústica en Chile: 50
años”, editado el 2005.
Para Lertora, a pesar del hálito de
misterio de su figura, Asuar siempre se mostró dispuesto a cooperar y con una
sencillez y capacidad de reflexión que hizo más fácil el trabajo.
IMÁGENES
-Más allá de la puesta en valor y difusión de la obra de Asuar, tu
documental desarrolla elementos visuales muy bellos; por ejemplo, el contraste/complemento
entre el sonido electrónico y las imágenes de paisajes naturales; o las
animaciones que permiten seguir algunas de las partituras de sus obras, lo que
cumple una importante función didáctica…
-La parcela de Asuar me asombró
porque está lleno de árboles y animales de todo tipo, pero a su vez esconde
este computador, rodeado de antiguos aparatos tecnológicos de creación musical
envueltos en plástico. Ahí existe una complicidad entre lo orgánico y lo
sintético, interpretación que desarrollé desde el inicio.
Lo de la partitura animada es un trabajo de
Alejandro Albornoz, que recibió de Asuar una carpeta llena de hojas con
unos dibujos muy técnicos, y con un orden bastante particular. Él se da
el tiempo de unir todo y animarlo en sincronía con la música, logrando un
resultado gráfico/sonoro alucinante.
-Me pareció muy acertado que tu trabajo no se queda en un
ejercicio historiográfico/biográfico, sino que desde Asuar traza líneas que
llegan hasta el día de hoy e involucran proyectos tan disímiles como el de la
Cech, Pueblo Nuevo (sello que editó la obra de Asuar) o el de la Productora
Mutante. ¿Cómo trabajaste esta linealidad histórica?
-Mi relación con la historia de la música
electroacústica es tardía. Si bien me gustaban mucho los sonidos de gente
como Cage o Stockhausen, siempre estuve ligado a otra escena de música
experimental, un poco más autodidacta e instintiva.
Creo que a pesar de ser un poco distantes
una de otra, ambas vertientes se conectan al llevar la experiencia sonora a
otro plano, y siento que directa o indirectamente, Asuar y otros músicos
influencian a estas generaciones vinculadas con la escena más popular de la
música electrónica que hoy conocemos.
En algún momento tuve que decidir si esto era una biografía o
no, tuve que privilegiar cierta información para desarrollar el resultado
final, pero espero en algún momento complementar este trabajo,
profundizar en la historia de la música de vanguardia en Chile y en
compositores como Gabriel Brncic, Fernando García, Gustavo Becerra o Iván Pequeño, que al
igual que Asuar siguen un poco al margen, a pesar de sus cuantiosos
aportes a la historia de la música.
Por Cristóbal Cornejo
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