Ácido Canario deconstruye la
canción y la lleva al extremo. Casi podríamos decir que la incinera. De sus
cenizas surge, como el ave fénix, alguna otra cosa que, no obstante, conserva
su núcleo duro. Porque lo que un oído apresurado podría decodificar como mero
electropunk se encuentra, en realidad, plagado de pequeñas gestualidades
experimentales.
Hay aquí una urgencia
inusitada que sitúa a este volumen 7 en un contexto bien argento. “Saliendo del
Sol”, por ejemplo, parece la respuesta corrosiva al legendario ¡Salgan al Sol,
revienten! de Billy Bond y la Pesada, aunque la alusión de la letra, quiero
imaginar en un exceso de libertad interpretativa, bien podría desplazarse de la
figura del Papa a la del Indio Solari, al fin y al cabo, dos formas igualmente
discutibles de la misa y de la comunión.
“El juego de la vida” guarda
resonancias no tan lejanas del “Despiértate Nena” de Pescado Rabioso pero se
trastoca en un indictment feroz de
cierta clase media urbana, porteña o de zona norte para más datos. (“Te pones
loquito con tu cacerola”/ “Militando en la redes te pones fachito”).
“Murguita estropeada de
Maldonado”, con su único verso de “¡Infiltrados! ¡Infiltrados!” no requiere
mayor aclaración. Pero es un notable ejemplo de economía de recursos y
abundancia de referencias: la localidad uruguaya, la tradición musical/ teatral
del país vecino, la tragedia bien local del Santiago argentino. Una estructura
de Big Band espástica que recuerda al Naked City de Zorn, Frith y cía. y
engancha con “Música pobre”, un manifiesto sobre la desorientación auditiva y
la digestión facilista en la época de la revolución digital 2.0. “Dormir en el
agua”, por su parte, trastoca los ritmos folklóricos iniciales en una polifonía
de cuerdas que arropa una improbable canción de amor.
En fin: todo aquí es
descontracturado y corrosivo, en un estado de bienhechora impureza. Una música
muy consciente de la riqueza de múltiples tradiciones del pasado - después de
todo, Zelmar Garín, la presencia que unifica las numerosas metamorfosis de
Ácido Canario, es un coleccionista obsesivo-; muy abierta respecta de las
formas que pueda adoptar en el futuro. Como afirma su manifiesto: “No somos un
eco el pasado, tampoco somos un futuro próspero. Vivimos en la intrascendencia
del mañana. Seremos música…
Un enigma que los
interesados podrán develar el viernes 16 de agosto en Rosetti, en el barrio de
Chacarita, donde Ácido Canario presentará el disco en cuestión.
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