Thursday, February 23, 2006

En los extramuros del underground (parte 5)

El despertar de la electroacústica
La música electroacústica en el Perú se ha mantenido en secreto. Encapsulada como una piedra lunar. Un mundo encerrado entre paredes pero que en los últimos años y gracias a la puesta en marcha de festivales y la promoción y ligero éxito mediático que tuvo la música electrónica local ha podido paulatinamente apostar por una mayor recepción. En esto tiene responsabilidad el ya citado Juan Barandiarán, quien además de traer figuras renombradas al festival Con-Tacto, como el brasilero Flo Menezes, se encargó de desempolvar una tradición local presentando las legendarias piezas electrónicas de Edgar Valcarcel, realizadas en los años 60s, que causaron una impresión grande entre el público asistente, en el que se encontraban gran parte de los que integran la escena electrónica local.
Así, el sonido electroacústico ha ido ganando un lugar, gracias también a una figura importante, la de Renzo Filinich, joven compositor que a diferencia de sus pares académicos se presenta bajo un seudónimo: Metástasis. Quizá lo que más sorprende en Filinich es que se trata de un artista ubicado en medio de dos mundos, por una parte vive en él el academicismo y por otra, el ímpetu rockero y el desborde experimental, lo que ha hecho de sus discos extraños híbridos en los que se conjugan electroacústica con post rock, noise y hasta composiciones para cuartetos de cuerdas. De ese modo, Filinich ha paseado su música tanto por eventos que han reunido únicamente a músicos electroacústicos como también por conciertos cuyo cartel ha estado conformado por ruidistas y rockeros. Una preocupación conciente en el trabajo de Filinich: la de buscar puntos de contacto entre ambos mundos y apostar por un discurso propio, cosa que quedó perfectamente plasmada en su último trabajo -Sequenza X-.
Pero junto a él otras figuras jóvenes se han destacado como el caso de Jaime Oliver, quien ha sabido trabajar con formatos multimedia, haciendo composiciones en las que televisores y música en vivo han interactuado de forma unísona. Oliver es actualmente un activo (y el más importante) difusor de la música electroacústica en nuestro país y ha estado involucrado en la organización de eventos y la venida de compositores extranjeros, así como de la conformación del Circomper (Círculo de compositores peruanos).
Y aunque se trata de un universo que amerita una investigación a fondo, no es posible hablar de electroacústica actual peruana sin hacer referencia a José Sosaya, Nilo Velarde, Rafael Junchaya y Gilles Mercier.

Rock y un poco más
Junto a Electro-Z, una figura que ha caminado sola pero segura en sus divergencias ha sido la de José Javier Castro, líder de El Aire. Tras un buen disco editado en el 97, José Javier decide ir más allá con la edición de su inclasificable Noiculover o la fantástica circunstancia nunca más fuerte que el espíritu (2002), un disco triple cargado de furia psicodélica, experimentaciones electrónicas y canciones tan emotivas como enérgicas. Un disco intenso en más de un sentido y en donde JJ dejaba soltar un universo personal tan complejo que la exploración sonora en la que había decidido embarcarse tomaba la imagen de la entrada a un laberinto. Un individuo volando con la música, con toneladas de sonido a sus espaldas, y dejándolo caer como ego liberado en catarsis, mezclado, yuxtapuesto, enfrentado, hermanado. Si bien El Aire ha compartido escenario con grupos muy diversos, hay algunos que han estado muy cercanos a él como El Avispón Verde o Circo Ficción, grupos que se dieron a conocer a mediados de los 90s y que estaban muy influidos por el sonido psicodélico de los primeros Pink Floyd.
Otra figura asociada a El Aire ha sido la de José Manuel Barrios, guitarrista del grupo de pop Mar de Copas y autor de una insólita banda sonora del film de Aldo Salvini Bala Perdida, que viera su edición en cd (2003) y en la que discurrieran con libertad instrumentaciones electrónicas y guitarreras que iban de climas calmos a vehementes muestras de hardcore y electrónica, así como sonidos de lo más eclécticos en los que podía hacerse presente una cumbia o una canción. JJ ha colaborado también con los electrónico-progresivos Asido Tubalius y en el pomposo Moxon de Leuzemia Este último, un disco que marcó el punto de inflexión en la trayectoria de la banda liderada por Daniel F, ya que de ahí en adelante las largas jornadas progresivas, góticas y sinfónicas ganarían espacio en su hasta entonces reconocible universo punk.
Un cruce extraño el del punk y el rock progresivo pero no inusual por estos lares, ya que el ex Flema Iván Zurriburri había hecho lo propio con Eter-k y su Caja de dudas (1991). Si hablamos de progresivo no podemos olvidar tampoco el trabajo de Kashiri y sus incursiones de jazz rock, el trabajo solista de Tavo Castillo, tecladista de los longevos Frágil y las fusiones de death metal, música folklórica y progresivo de los recordados Kranium.
Después hay una generación de bandas clasicistas que beben del progresivo pero están más definidos por la psicodelia. Entre estas hay que nombrar a Flor de Loto, que tienen un disco circulando por allí, a Presidente Morsa (ya disueltos y recientemente rearmados bajo el nombre de La Mudafónica) con otro par de discos dando vueltas y a Nudo de espejos, banda con quienes los Presidente Morsa compartieran escenario en varias oportunidades. Nudo de espejos, tras un inicio de mayor tinte progresivo, ha dirigido su sonido hacia rutas psicodélicas pinkfloydeanas, con una fuerte presencia de las guitarras y la distorsión.

Aquí viene el océano
Pero el inicio del nuevo siglo trajo otras sorpresas que permitieron renovar al rock local. Una de ellas, y sin duda importantísima, fue Rayobac. Un grupo en el que confluyeron una serie de individualidades (Carlos García, Micky Uza, Valentín Yoshimoto y Neto Pérez) que, si bien muy influidos por el sonido de guitarras de los Sonic Youth, consiguieron darle nuevos aires a lo que hasta entonces se conocía como post rock en el Perú. Con Rayobac llegó la época de las saturaciones radicales, de la violencia sónica, y del escenario como soporte para un espectáculo de guitarras, cables y osciladores fuera de control. Intensas y emotivas presentaciones que han quedado para el recuerdo. Rayobac se dio a conocer gracias a su notable versión de "Canción para girar" incluido en el célebre Tributo a la Niñez (2002) que compilara Leonardo Bacteria (Pestaña), un disco en el que diversos grupos de rock y música electrónica locales versionaban viejas canciones infantiles. Más adelante Bacteria también editaría Contraataque: Tributo al rock subterráneo, donde participarían una gran cantidad de proyectos electrónicos y de noise rock, así como el Anarquía Mnemónica de Patricia Saucedo.
Otro grupo que resulta imprescindible es Ertiub (banda de Carlos Velázquez (a) Buitre, y donde también militara Carlos García "Zetangas"), los únicos rescatables del lamentable disco compilado La Pandilla Basura que fuera el que los diera a conocer. Ertiub editó en el 2002 el que es tal vez uno de los mejores discos publicados durante los últimos años en nuestro país. Apenas media hora para exquisitas incursiones que cruzaban el trip hop, el post rock, y un atípico rock espacial que como Jardín (con quien compartió escenario reiteradas veces) o Paruro, hacían referencias al deterioro urbano, cargando (gracias a las imágenes que proyectaban) de dramatismo sus presentaciones, más inclinadas al noise rock, algunas veces bastante extremo. Zetangas, por su parte, viene desarrollando un trabajo solista muy interesante que ya ha visto la luz en algunos compilados locales. Guitarras muy enérgicas y manipulación dionisíaca de los osciladores y efectos que él mismo recicla, diseña y construye le han permitido elaborar un sonido muy personal que también logró plasmarse a través de un fugaz proyecto llamado Crossota, junto a integrantes de Norvasc y Ionaxs. Neto, por su parte, hace lo propio con Pleccs, un combo de pop psicodélico.
Cabe recalcar que mientras Ertiub y Rayobac conformaban una nueva camada de bandas, Catervas y Resplandor ya habían conseguido consolidar sus propuestas, e Hipnoascención despertaba de su letargo. Catervas editó su cd debut, inclinado más al pop pero sin dejar de lado su veta post rock y Resplandor fichó por el sello alemán Alison. Junto a ellos aparece una nueva hornada de bandas como Las Vacas de Wisconsin y H.a.l (que comparten integrantes) y cuyas propuestas se inclinan por el sonido guitarrero del post rock, noise rock, slow core y demás variantes que empiezan a hacerse más visibles en los escenarios locales. Actualmente El Mundo de Pecval, Boomerang (donde milita Jamile, antigua vocalista de un fugaz grupo de noise rock llamado LUDZ, que también estuviera integrado por Renzo Filinich), Norvasc, Pez Plátano y Velocet, conforman una nueva hornada de bandas que exploran esas rutas sonoras.
Quienes dilatarían aún más el sonido guitarrero serían Serpentina Satélite. Si bien aparecen como parte de esta vorágine de bandas guitarreras, tienen un corte más clásico pero no por ello menos arriesgado. Los Serpentina dejan muy en claro que adoran el sonido garage (más de una vez han compartido escenario con Los Fiats, banda alterna del manganzoide Diego García) pero que les vive también el post rock y el new wave, ya que sus conciertos cruzan densos temas de 20 minutos con emotivas canciones pop y mucha psicodelia, sonidos que han sabido volcar en su ep debut Ep=Long Play. En una línea similar aunque prescindiendo de cualquier atisbo new wave, y en dirección decididamente space-heavy metal, La Ira de Dios ha ido consiguiendo un reconocimiento a nivel local y ha generado un hermano menor : Cóndor.

Continuará
Luis Alvarado

3 comments:

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Me encantan los sonidos psicodelicos porque son muy inusuales y si lo mezclas con pop, escucharas fusiones muy originales, por ejemplo la semana pasada escuche una fusión de electrónica con música árabe y debo de confesar que fue asombroso lo que escuché.

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Muy bueno tu bloque no sabia que existia un genero asi la verdad muy buena tu biografia la que has escrito me gusta mucho la musica aunque no se mucho de esta pero se apreciar una buena mezcla. Te aseguro que estare escuchando el genero en cuanto pueda hecharle un vistazo... :)

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Es una especie de genero musical que ha mantenido su estilo apesar del paso en tiempo. Y me parece genial el hecho de que no se vuelva del todo comercial, ya que esto lo hace perder la essencia que lo ha caracterizado a lo largo de los años.