Sunday, July 29, 2012

El blues para un cosmonauta de La Patrulla Espacial


La Patrulla Espacial rememora el sonido de la diáspora: la que siguió a la disolución de los pioneros -Manal, Almendra- y se multiplicó entre el ’71 y el ’73 en una serie de bandas -Pescado Rabioso, Color Humano, Pappo’s Blues, La Pesada del Rock’n’Roll, La Cofradía de la Flor Solar, el primer Orion’s Beethoven, Montes (Mahatma)- que inyectarían al rock argentino sangre nueva y un sonido mucho más crudo, deudor inevitable de grupos británicos como Cream, Led Zeppelin y la Jimi Hendrix Experience. Esos son sus referentes ineludibles (aunque no sean los únicos)
Ya su EP debut -Boogie en la luna- se dejaba oír como un homenaje en partes iguales a Pescado Rabioso circa “Post-crucifixión” y “Blues de Cris” y a Pappo’s Blues. Toneladas de wah-wah y delay saturaban el intercambio continuo entre dos guitarras -esqueleto constitutivo de su universo sonoro- y arropaban unas pocas canciones que hablaban de relaciones tan quebradizas como quebradas y proponían el espacio exterior como única vía de escape.
La sombra del álbum doble de Pescado también se adueñaba de Todos los ocasos, su primer CD. Dosis abundantes de blues, rock’n’roll y psicodelia made in Argentina registraban una urgencia que sólo cedía en contadas ocasiones para promover una atmósfera algo más etérea, con guitarras flotantes atiborradas de cámara y delay, un poco a la Spacemen 3, Spiritualized y cía.
Pero los tiempos cambian. Y el mundo de la patrulla no es el del ’73 sino otro bastante más crepuscular, hecho de noches agitadas de humo y desengaños amorosos, amaneceres con resaca y una sensación general de vacío donde Dios desaparece, todo se quema y “nadie sabe lo que le va a pasar a nadie, excepto que todos seguiremos desamparados y haciéndonos viejos”.
Un paraíso que se disipa entre “manos de hielo y granizo” y una elección: la de quedarse acá, “sin dirección y sin futuro”, señalan que aquella huída al espacio exterior solo podía ser ilusoria. Y es en ese realismo entre resignado y fastidioso, en el que “todo queda sumergido en esta eterna noche”, donde se confirma la madurez de un grupo que en éste, su segundo CD, se obsesiona con la ciudad y expande los solos hasta convocar el fantasma de AC/DC cruzado con el de Television. Una mélange adultere de tout que, sumada a la omnipresencia beatnik y a una renovada musicalidad, hecha de algunos destellos sutiles como el diálogo entre las violas de “La luz”, concluye en “Catedral”: un exquisito tour de force de discurrir moroso, con cautivantes violines y guitarras suspendidas, que semeja una reelaboración en clave contemporánea de la rarefacta melancolía, un tanto apocalíptica, del “Corto” de, ¡sí, otra vez!, Pescado Rabioso, aunque aquellos “restos de una cuna” se trastoquen aquí en un más metafísico “silencio azul”. Como sea, esta pequeña obra maestra del final anuncia que no todo está escrito y que el futuro de la banda dista de haberse clausurado. Mientras tanto, “It’s only rock’n’roll but I like it”.

2 comments:

Norberto said...

Unas anotaciones breves para la edición en vinilo de su nuevo disco, que ya está circulando en CD.

Anonymous said...

Escucho Rock and Roll desde muy chico, por supuesto que eso no es un aval por parte de un desconocido, pero al que quiera creer le digo que al minuto de escuchar una canción de La patrulla espacial en la radio entendí, como una verdad evidente, que se había encendido una luz en la realidad oscura del actual rock nacional.