Tuesday, August 20, 2013

El viaje iniciático de Los Jaivas: Una inmensa y telúrica vorágine

Reproduzco aquí un texto sobre La Vorágine, la extraordinaria caja de Los Jaivas que apareció hace ya unos años pero, al menos en nuestro país, careció por completo de difusión y repercusión. El texto pertenece al colega chileno Cristóbal  Cornejo, de quién publicaremos en breve otro artículo sobre el compositor electroacústico José Vicente Asuar. ¡¡Muchas gracias, Cristóbal!!


1969 y 1970 delinearon gran parte de lo que Los Jaivas serían posteriormente. Entregados salvajemente a la improvisación, dieron forma a una sicodelia nativa que mezcló el espíritu ácido con recursos americanistas y de la vanguardia docta. Esa etapa, a veces subvalorada, está recogida en cinco discos conocidos como La vorágine, un documento imprescindible.

Es imposible concebir El volantín (1971), consignado como el primer disco de Los Jaivas, sin considerar sus actividades desde mediados de 1969, período en el que se volcaron de lleno a la improvisación.
La edición por Sony en 2003 de los cinco discos que componen La Vorágine permite comprender mejor la continuidad musical del grupo y acceder a un crucial momento de su historia, en el que la creación espontánea fue delineando los trazos que finalmente los llevarían a ser una de las bandas esenciales de la música latinoamericana.

Escuchar la apertura del disco I ("Pan Negro") es un mazazo: una armónica (la del gringo David Fass) inicia un diálogo que es respondido con un punteo de guitarra eléctrica en la senda del blues cósmico de Hendrix, a la que luego se adhiere un solo de órgano. "Mañana cuando llegues" o "Canción del gancho" reflejan muy bien esta primera etapa, aún dentro del formato rock, pero ácido y expansivo.
Sin embargo, el clímax de ese disco es otro. El 24 de enero de 1970 se realizó en la Quinta Vergara el Primer Festival de Música de Vanguardia. Los Jaivas tocarían luego de Aguaturbia, despachándose con una brutal improvisación que en poco más de 20 minutos pasa del carnaval al caos, desembocando en una agresiva exhortación del Gato Alquinta al público, donde aparece la frase que le da el nombre a esa pieza: "Tocamos música de vanguardia ¡y qué!".
"Muy ofendidos y en nombre de la vanguardia nos tomamos el escenario en complicidad con Los Blops", relata Eduardo Parra en las notas interiores. Es que Los Jaivas se sentían verdaderamente a la vanguardia, en relación a otros grupos que hacían covers de bandas extranjeras como los mismos Aguaturbia o Los Escombros. Casi como acto proto-punk, la presentación acabó cuando la producción cortó la luz sobre el escenario. Anécdotas como estas abundan en este par de años mesiánicos -varias relatadas por el mismo Parra a lo largo de las notas.

ABAJO LAS FRONTERAS

El musicólogo Juan Pablo González compara esta situación con lo acontecido con Caetano Veloso en la sesión final del III Festival Internacional de la Canción en Rede Globo en 1968, cuando este increpó a la audiencia que alegó en contra de su canción "É proibido proibir", una osada pieza de tropicalismo deconstructivo.
González propone el término 'vanguardia primitiva' para denominar al cruce entre las tendencias progresivas del rock de fines de los años '60 y el indigenismo americanista de los años '70, entre ellas la primera etapa de Los Jaivas. En esta idea de 'vanguardia primitiva' "la experimentación propia de la vanguardia se daba la mano con la invocación de un pasado remoto", en una práctica casi ritual que interpelaba al auditor a hacerse parte activa de la experiencia.

Desde el segundo disco, La reforma -que recoge el concierto del 11 de mayo de 1970, el primero en que utilizan el nombre Los Jaivas- el gesto americanista empieza a emerger a través de la instrumentación y sus toquíos, en un contexto de libertad absoluta, que tendía puentes entre el hippismo, la identidad latinoamericana y la vocación experimental de la vanguardia, representando un interesante cruce entre alta y baja cultura, entre lo académico y lo popular, fenómeno progresivo en el rock desde los años '60. Asimismo, la integración con otras disciplinas (teatro, cine) también es parte de su experimentación, tal como lo demuestra su aporte a un proyecto de Raúl Ruiz, música que se recoge en el quinto disco, ¿Qué hacer?, donde improvisaciones más estructuradas dan indicios del camino que seguirían en los años posteriores.

CORDELES

La música de Los Jaivas en La vorágine rompe con la tonalidad, ingresa en la disonancia, en la repetición rítmica y en la disolución temporal sicodélica. En ella se practican técnicas de extensión instrumental (el "piano preparado") y se utilizan objetos como emitidores de sonidos (plumavit, sillas arrastradas, tocadiscos girados con la mano). La vorágine sorprende por su acercamiento casi naíf a las prácticas de la vanguardia, y a pesar del aislamiento se hermana con la psicodelia global.
Compartimos la tesis del músico e investigador Gerardo Figueroa, en cuanto a que en Chile hay una línea de música underground que puede ser llamada "experimental que parte desde La Vorágine, pasa por Malalche, Agrupación Ciudadanos, y desemboca en Tobías Alcayota, ojO o el Colectivo No, entre otros, genuinos herederos de la magia que se desprende en esta vorágine.

En su año de aniversario número 50, no es malo volver a revitalizarse con la escucha de este artefacto sonoro que aún destila magia y fuego.


VER LA VORÁGINE
Gestado originalmente como el proyecto de título del director Marcelo Tapia, el documental "Los Jaivas: La vorágine" (CRÍTICA AQUI: http://sangria.cl/2011/12/critica-los-jaivas-la-voragine/), estrenado en 2011 en Valparaíso, indaga en esta época a través de diversas entrevistas e imágenes de archivo, que explican las motivaciones del grupo y entrega sabrosas anécdotas.
"Intentamos descubrir una etapa en sus vidas no muy conocida y de pocos antecedentes. Era un redescubrir sus inicios y de la forma en cómo su improvisación poco a poco se fue convirtiendo en melodías que hasta el día de hoy se conservan", explica Tapia.
El equipo realizador digitalizó todo el material filmográfico de Los Jaivas, desde su niñez hasta el presente, que fue cedido para potenciar la película. Las fotografías fueron aportadas por Erich Jara, Aurora Alquinta, Paul Lowry y la banda.
Tapia comenta que si bien la película ha sido exhibida en Chile y en el exterior, para este año de aniversario se espera pasarlo por televisión y subirlo a la Internet.




Cristóbal Cornejo

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