La lectura del volumen de Cristopher Hitchens (Why Orwell Matters, 2002) ofreció una imagen épica y honrosa del escritor. Allí Hitchens compara a Orwell permanentemente con sus contemporáneos -donde sobresalen las mezquindades de Raymond Williams, y de una izquierda estalinista que ha sido también la nuestra. Ahora a contracorriente, Liam Julian enumera en un artículo (http://www.hoover.org/publications/policyreview/46506232.html) los “errores de Orwell”, que pueden resumirse en este párrafo:
“Orwell, to put it kindly, does not win the Nostradamus award for prescience. Nor does he win an award for enlightened public policy. At one point, he pressed for capping individual incomes in Britain such that no person would earn more than ten times the salary of the lowest-paid worker. An unworkable plan, obviously, and that Orwell would suggest it betrays an ignorance of politics, policy, and human nature. It also betrays an ignorance of Frédéric Bastiat’s wisdom about the relationship between liberty and equality — viz, that mandating the latter will always destroy the former. Orwell advocated nationalizing not a few things, too: all major industry, all agricultural land, and all privately run schools. It is striking that the author of 1984 would write, approvingly, that at “the moment that all productive goods have been declared the property of the State, the common people will feel, as they cannot feel now, that the State is themselves”.
En comunión de ideas, un chileno, Roberto Ampuero, decidió ir a contracorriente del mayor poeta chileno, aunque envalentonado por la ficción -lo que no impidió que todo se halla convertido en un estimulante caso literario. Ampuero acaba de publicar un policial -llamado justamente El caso Neruda, donde brillan los “errores” del poeta: básicamente sus relaciones con las mujeres, y el oportunismo en política. Sí, sí: ya lo había hecho Jorge Edwards en su Adiós Poeta (1990), pero con mucho tongue in cheek.
Sergio Di Nucci
2 comments:
Muy buen post.
PD. es haya convertido no halla convertido.
Recuerdo un interesante artículo de Enzensberger sobre Neruda, donde trataba el mismo problema, compilado en su libro Detalles. Creo que fue el primer volumen de la colección Anagrama, que después se dedicó a editar personajes más vendibles como Lipovetsky y Baudrillard.
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