Born in the USA. Letra y música: ¿Censura en Estados Unidos?
Famosamente, la primera enmienda de la Constitución norteamericana protege la libertad de expresión.
Pero si en el país de las empresas libres la censura no es una cuestión del Estado, los particulares se ocupan de coartar la publicación de noticias de manera nunca ineficaz. Todos los compradores de CDs del mundo conocen las advertencias ñoñas de una asociación de madres alarmadas, liderada por la esposa de Al Gore, que advierte sobre los contenidos explícitos que detrás del plástico encierran las canciones. ¿Se trata entonces del hit Big Brother -de ese Estado malicioso y retentivo- o de la sociedad civil de la primera potencia, el conglomerado de madres y tías que bregan por la inocencia de sus hijos y sobrinos? Por todo esto, para que la opinión pública de Estados Unidos se entere de lo que no le dejan oír ni enterarse, la universidad estadual de Sonoma, en el estado de California, publica un ranking anual de los 25 temas más censurados por la prensa gráfica en el último año.
En la ciudad californiana de San Rafael fue presentado el libro Proyecto Censura 2004 compilado por los académicos de Sonoma. Como era de esperar, el porqué de la censura es económico antes que abiertamente político. Las 400 páginas de Proyecto Censura investigan lo que llaman “apagón informativo”. Sin necesariamente encarcelar periodistas o músicos o videastas, sin cerrar diarios o canales de televisión, el apagón afecta de manera material la libertad de publicar la ideas por la prensa o por medios sonoros, pero también, y acaso más especialmente, la libertad de información de la ciudadanía. El Top 25 que confecciona la Universidad busca dar cuenta de cuáles son los temas que más intensamente molestan por su tozudez a las corporaciones que dominan los medios.
Desde los años del escándalo Watergate, que en 1974 provocó el juicio político y la renuncia del presidente Richard Nixon por espiar a la oposición demócrata, la universidad de Sonoma publica con obstinación inquebrantable su ranking de censurados. Con la aparición de la red de redes en la década de los 90, los artículos censurados (como cualquier otra información, sonora o no) se pueden ubicar en un website y pueden ser leídos por los norteamericanos. La alianza del internet con las fuentes de información alternativas acaso sea óptima, pero la acción de los universitarios de Sonoma continúa impertérrita.
No menos de 90 enseñantes de sociología intervienen con entusiasmo en la detallada confección del informe anual. El último año lograron "nominar" nada menos que 300 notas censuradas entre unas 700.
El venerable profesor de Sonoma, Sir Peter Phillips, y otros de los autores de las partes “teóricas” de Proyecto Censura explican un mecanismo simple de autopreservación económica de los medios. Los multimedios son sensibles a las grandes industrias. Más aún, muchas veces pertenecen a los mismos grupos que venden armamentos, petróleo (sea de Texas o del Golfo Pérsico), o tienen otros lazos comerciales vinculados a las acciones más espectaculares –justamente, más “mediáticas”- del gobierno norteamericano. Es por ello que el Proyecto Censura rastrea su Top 25 en medios pequeños, locales, indies, alternativos, y aun, por fuera de la prensa gráfica, también en websites, blogs, radios e incluso en cadenas de TV de pequeños colectivos. En Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaciones ha ido suprimiendo las sucintas regulaciones federales que ponían límites más bien escasos al negocio de la comunicación desde los tiempos del New Deal de Franklin Delano Roosevelt en la década de 1930.
Cada versión anual del Proyecto Censura se convierte, por supuesto, en un libro cuya aparición misma es, muy consecuentemente, censurada o ninguneada por las reseñas de los grandes diarios. “En 27 años, nunca lo mencionó The New York Times”, señaló Phillips. “Por algo será”, retrucó Robert Silvers, editor de la New York Review of Books, con una inevitable ironía New England.
Una editorial neoyorquina, Seven Stories, ya le publicó a Sonoma diez volúmenes, uno por año, traducidos a numerosos idiomas. Son tiradas de 25 mil ejemplares con un precio individual de 25 dólares: un precio elevado si se tiene en cuenta la sincera y ardiente voluntad de que las noticias censuradas lleguen a todos. Los artículos pueden consultarse (en inglés) en project censored.org
Sergio Di Nucci
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