Orquesta de sonámbulos
Laura Andel Orchestra. Somnambulist
Red Toucan
Laura Andel es una argentina que, como miles de compatriotas, decidió emigrar en busca de mejores horizontes. Mientras viví en el país, jamás supe de su existencia. Pero como dice el conocido dicho, nadie es profeta en su tierra. No obstante, la premiere de Somnambulist tuvo lugar en el consulado argentino en Nueva York el 25 de Octubre del 2002.
Mal no parece haberle ido. Logró despertar el interés de Elliott Sharp, quien se encargó de la masterización y de la coproducción del disco, amén de escribir un elogioso fragmento sobre su música. Y formó una orquesta que incluye nombres como Pamelia Kurstin (del grupo Barbez y excelsa ejecutante del theremin), Danny Tunick (ex Bang on a Can y actual marimbista de Barbez), Stephanie Griffin (tocó con Ned Rothenberg) y Sam Furnace (participó en discos de Julius Hemphill)
“Noise de cámara” sería una definición tan buena como cualquier otra para lo que se escucha en este disco. Son los propios instrumentos los responsables de reproducir una extensa paleta de sonidos. Muchas veces en sentido literal: en “Mosca” se escucha el zumbido del insecto y en “Drops” theremin y cuerdas recrean el ritmo de la gota al caer.
“Noise Machine” se construye como un crescendo de ruido, “Whole Singing” se caracteriza por la omnipresencia del acordeón y “Fugue” retoma rasgos frecuentes en la nouvelle musique belga sin ocultar sus lazos con la tradición barroca.
Laura asume su papel de conductor sin que le pese la tarea, en algún punto intermedio entre Butch Morris y el John Zorn de las game pieces. Desconozco su método compositivo pero sospecho una voluntad por aislar los sonidos y dotarlos de peso específico, como si cada uno fuese indispensable para el desarrollo del todo. Parece más interesada en los gestos que en las escalas, en la cualidad autónoma del ruido que en cualquier esquema armónico prefabricado. Logra así una suerte de soundtrack de la vida cotidiana que no está exento de buenas dosis de agudeza y sentido del humor.
Me agrada esa aproximación desprejuiciada. Por momentos me recuerda a Fluxus. O a las sinfonías de ruido que el suizo Anton Bruhin construye a través de una trabajosa superposición de cintas. Pero alcanzo a reconocer también algunos gestos de la tradición romántica, lo cual pare buen indicador de que la Andel conoce su métier.
Somnambulist cuenta en 46 minutos las vicisitudes de un supuesto individuo desde que entra en estado de sonambulismo hasta que se despierta. El CD incluye otras dos obras cortas, a cargo de la Jazz Composers Alliance Orchestra de Boston, también compuestas y dirigidas por Andel pero no tan logradas. El registro sonoro, con fuerte predominio de los vientos, tiende a ser más restrictivo.
Norberto Cambiasso
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