Wednesday, January 21, 2004

Un encuentro que ya es historia
Peter Kowald/ William Parker- The Victoriaville Tape
VICTO

El 21 de Septiembre del 2002, en casa de William Parker, fallecía Peter Kowald de un repentino ataque al corazón, horas después de haber dado un concierto en Williamsburg, Brooklyn. No es éste lugar para reseñar su abigarrada trayectoria. Digamos tan sólo que su nombre surgió asociado a la escena de improvisación libre de Wuppertal, Alemania, y que el mundo supo de él por vez primera con la aparición de For Adolphe Sax, ese furibundo disco del ´67, pionero del free jazz europeo. Se trataba de un trío liderado por el saxo de Peter Brötzmann, con el propio Kowald y Sven Ake Johansson en la base rítmica. Desde entonces Kowald iría cimentado una carrera que lo tuvo como protagonista de un sinfín de bandas y colaboraciones y le valió homenajes múltiples casi inmediatamente después de su prematura muerte.
Lo que aquí nos convoca es un concierto que Kowald dio junto a William Parker en la 19° edición del FIMAV, el 19 de Mayo del 2002. Me hubiera gustado estar allí. Resta como consuelo este CD que convoca una amplia variedad de sensaciones. Duetos de contrabajo por dos músicos imprescindibles que saben aprovechar al máximo sus posibilidades tímbricas y armónicas.
Un disco de contrastes plenos, que alterna fugaces pasajes de calma con climax que se preparan a través de trabajados crescendos. Hay urgencia por momentos, como si fuera imperioso explorar hasta el final las más recónditas capacidades expresivas del instrumento. Golpes en las cuerdas y el cuerpo de los contrabajos, frotación con diversos elementos, uso del arco para tocar dos cuerdas juntas y la extraordinaria digitación de ambos son algunas de las técnicas no convencionales en las que Kowald y Parker resultan pródigos y prodigiosos.
Pero no se trata sólo de virtuosismo. A diferencia de tanta improvisación desbocada, aquí las cosas también funcionan a otro nivel. Confluyen las líneas melódicas, abundan las estructuras armónicas y el diálogo entre los dos fluye con toda naturalidad. El sonido grave de las cuerdas en el traste se complementa con el agudo de la ejecución con arco, las variaciones jazzeadas de Parker alternan con el drone más clásico de Kowald y mientras uno desencadena aceleradas escalas, el otro responde con ritmos breves.
Hay magia en esta performance. Dos estilos diferentes, dos prestidigitadores que, por un breve instante, parecieron trasladar su amistad al escenario. Después de todo, la amistad consiste en escuchar, acompañar y a veces hasta confrontar al amigo. El oyente, agradecido.

Norberto Cambiasso

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