Arrullo solar
(a propósito de la edición de un nuevo álbum de Robert Wyatt por el sello Cuneiform)
Con el lanzamiento de Cuckooland, último episodio en la carrera discográfica de Robert Wyatt, y (en especial) debido a su votación como “disco del año” en revistas especializadas como The Wire, mi amigo, el gran melómano y perceptivo escucha Diego Perri, sentenció: “Tiene todo para ser de culto. Es un viejito amable; un lisiado que superó su tragedia porque sigue grabando. Es musicalmente correcto, ¡y además es comunista!”
Me propuse cotejar los dichos de Perri, acaso el mejor periodista de rock sin matrícula. Volví a escuchar el material de Wyatt reeditado por Rykodisc (excepto Schleep que la compañía lanzó originalmente en 1997), y asentí en silencio su poco objetable blasfemia. Pero sin embargo, Robert Wyatt es un digno músico de culto. Sus contribuciones a Soft Machine y sus primeros discos solistas son tan originales como placenteros –un raro atributo del avant garde–. Entonces, puntual, Cuneiform lanzó Solar Flares Burn For You, un disco que sí hace justicia a su aura. Solar Flares no es un nuevo disco; es una compilación de apariciones en el programa Top Gear de la BBC a comienzos de los setenta (unas junto al tecladista Francis Monkman; otras solo junto al piano), dos nuevos tracks junto al bajista Elton Dean y música para un film del mismo nombre. La mezcla, supervisada por el propio Wyatt, es tan inspirada como las grabaciones, lo cual la hace parecer un nuevo producto del inglés amigable.
Lo más destacable respecto a Solar Flares es que se trata de un disco singular. Está más cerca de sus mejores obras, como The End Of An Ear y Rock Bottom, pero no se parece demasiado a ninguna de ellas –así como aquellas obras tienen poco de común entre sí–. Como muestra, el álbum arranca con una descarnada versión de “Alifib” al piano: una radical lectura respecto a la versión editada en Rock Bottom, con Wyatt sacudiendo las teclas en tono casi minimalista. En la interpretación de “Soup Song” (del no-tan-recomendable Ruth Is Stranger Than Richard), Robert saca a relucir su más pintoresco scatting, imitando la sordina de una trompeta, mientras en la versión de “Sea Song” se asemeja a un teclado Farfisa en danza con el Hammond de Monkman.
En realidad, bastaría decir que este álbum es la prueba más concreta de todo lo que Wyatt puede ejecutar con su voz. La versión de “I’m A Believer” es la mejor de las que fueron editadas, con sobregrabaciones vocales que dan la impresión de escuchar un disco Motown en 16 revoluciones, con el dulce sueño que provoca la madrugada. “Solar Flares Burn For You” podría pasar por un viejísimo out-take de Stereolab, con todas las ideas que al grupo inglés le faltan. “We Got An Arts Council Grant” es un nuevo festín de percusión y teclados, y la versión de “God Song” gana en experimentación lo que la original de Matching Mole tiene de emotiva, con Wyatt ululando sobre un entramado de piano, toy piano y sintetizador.
Solar Flares Burn For You es un disco esencial porque representa al Robert Wyatt más festivo e inocente; una faceta que sobresale en sus aportes al primer Soft Machine pero que fue desapareciendo paulatinamente, oculta tras sus amargas reflexiones globales y sus fantasmas internos. Es, además, la prueba fehaciente de Wyatt como panteón humano del lo fi, el héroe inimputable del avant rock. “’Twas Brillig”, un nuevo track grabado junto a Elton Dean, resulta la sumatoria sobre cómo tradición y talento pueden concentrarse en su enorme simplicidad.
Jorge Luis Fernández
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