Riley vivió como un beatnik durante los primeros sesenta y como un hippie más tarde. Su periplo por México a bordo de una VW van lo llevó a otros destinos emblemáticos como Marruecos o Francia. Años "on the road" en los que iniciaba un fascinante viaje creativo que ya había recibido influencia del minimalista primigenio: LaMonte Young . Young y Riley sintetizaban diversos intereses como la aleatoriedad posterior a John Cage, el jazz modal, las incipientes músicas electroacústicas, y los inicios de Fluxus. Asimismo, el profundo interés y estudio por las culturas no occidentales derivó en una estética capaz de concentrarse en los detalles mínimos del sonido y en la cualidad estática de un marco temporal expandido, algo no aislado de lo que sucedía entonces.
Llegó 1964 y Riley consolidó el minimalismo con En Do (In C), un grupo repetitivo de células melódico–rítmicas con base en Do. Todo un desafío si pensamos que por aquellos años la música de vanguardia no toleraba el uso de materiales tonales o las repeticiones y centraba su preocupación en la complejidad abstracta de la disonancia. La repetición constante como forma de trance, los fragmentos melódicos basados en antiguas músicas de Oriente y Occidente y la inclusión de sintetizadores, llevaron a que sus discos fueran tomados como un extraño híbrido entre rock experimental y composición.
Entre 1964 y 66 siguieron piezas repetitivas como Keyboard Studies y Dorian Reeds, derivando luego en una aplicación de recursos electrónicos tan novedosos como extáticos. Para sus versiones de Poppy Nogood and the Phantom Band (1967), el compositor había creado un circuito con grabadores Revox interconectados, donde la entrada de sonido era transformada en loops a cierta distancia temporal. El engendro se llamó Time Lag Accumulator, el "acumulador de retraso temporal" que utilizó para crear capas de saxo soprano recordatorias de los instrumentos encantadores de serpientes. El mismo principio aplicado a órganos de sonido cósmico derivó en A Rainbow in Curved Air (1968). El sello Columbia editó ambos trabajos como si fuesen números de rock experimental. De hecho, el groove electrónico cautivó a numerosos músicos de rock y la fama de Riley trascendió los circuitos radicales de la música experimental. Entre fines de los sesenta y los tempranos setenta, esta tradición oculta pudo escucharse en las guitarras loop y glissando de Daevid Allen, en los bucles de órgano de Mike Ratledge en Soft Machine, en el Baba O´Riley de los Who, en los moogs de Tim Blake con Gong o en el dúo improvisado entre Riley y John Cale (Church of Anthrax). La banda Curved Air tomó casi literalmente su nombre de la obra del californiano. Y recordemos los largos pasajes de espirales electrónicas en el Tangerine Dream de la etapa intermedia y el sonido de extraños grupos como los alemanes Cozmic Corridors o Albergo Intergalattico Spaziale en Italia.
Las consecuencias sinestésicas de estas obras conectaron a Riley al mundo de los Be- Ins psicodélicos y sus presentaciones "de toda la noche" en California a la luz de salvajes Light Shows . Asimismo, los talleres musicales brindados por Terry Riley en Suecia en 1967 derivaron en la obra "comunal" Olson III , y de esos cursos surgieron bandas como Pärsson Sound y Arbete och Fritid. En ambos casos, la psicodelia , el minimalismo y algunos elementos de la tradición nórdica se conjugaron de modo visionario en una música sin concesiones.
A través de LaMonte Young devino discípulo del maestro vocal Kirana, Pandit Pran Nath. Su arduo estudio se proyectó en su música para teclados. En buena medida, los setentas fueron un período de reflexión y recogimiento para Riley, pero sus obras improvisatorias para teclados en "afinación justa" ( forma en que se resumen ciertas afinaciones previas al sistema temperado) expandieron a nuevos terrenos la complejidad rítmica y el sentido de océano sonoro de sus períodos previos. Persian Surgery Dervishes (1971/ 72), y Shri Camel (1978/ 81) corresponden a esta etapa.
Persian Surgery Dervishes había sido editado originalmente en el sello francés Shandar Disques y durante años fue una esquiva pieza de colección. En los noventa, lo reeditó Shanti y luego el sello italiano New Tone pero lo importante, a más de treinta años, es que PSD resulta una obra tan potente y visionaria como en su aparición.
Riley evocó a los místicos sufis de Persia y Turquía que danzan en forma circular como forma de llegar a estados de trance metafísico. El álbum cuenta con dos versiones de la misma pieza grabadas con un año de diferencia y que toman un carácter bien distintivo gracias a sus recursos basados en la improvisación. Una escala de Do menor es el origen de un trabajo repetitivo basado en células pequeñas y variaciones mínimas. La primera versión (Los Angeles, 1971) se despliega lentamente luego de largos minutos de ostinati de sintetizador con ecos a través de los que se configura un paisaje eléctrico rítmico y espacial. El paso de los minutos trae fragmentos improvisados a la manera de un raga, de tal modo que las melodías ganan en cantidad de notas y complejidad. Siempre en un ámbito de música modal, ocasionalmente Riley incorpora fraseos y resoluciones propias del blues y del jazz, dos músicas muy caras a sus primeros pasos como creador. Más tarde, esta versión deriva en una zona acórdica más lenta que finalmente retornará a las escalas improvisadas.
El segundo disco incluye la versión de París en 1972 y tiene un color más estático y meditativo. Los cambios son menos aparentes y los procedimientos de adición-sustracción son más cerrados, ajustándose de modo más estricto a los principios de repetición y variación mínimas.
En definitiva, Persian Surgery Dervishes es un singular aporte al vasto terreno de los minimalismos.
Daniel Varela
1 comment:
Gran reseña. Muchas gracias
Post a Comment