Wednesday, May 05, 2004

Rizomas y otros asuntos

Richard Pinhas. Tranzition (Cuneiform Rune 186)

Así como hablamos de la reedición del Persian Surgery Dervishes de Terry Riley, ahora es el turno de otro maestro de los bucles electrónicos. Richard Pinhas ha innovado muchos aspectos del rock progresivo desde los años setentas y ha contribuído , con sus grupos Schizotrope y Heldon, a escribir buena parte de la desconocida historia del rock francés. El mundo electrónico de Heldon ha sido a menudo asociado a influencias del Tangerine Dream más volátil y arriesgado, así como el trabajo guitarrístico de Pinhas debe parte de su color a los logros tímbricos de Robert Fripp. El respeto por el trabajo del inglés nunca ha sido negado por Pinhas, quien incluso toma bastantes elementos del universo sonoro de los "soundscapes" de Fripp y de sus (hoy históricos) trabajos sistémicos junto a Brian Eno.
El otro elemento interesante del marco creativo de Richard Pinhas lo constituye su contacto con el mundo filosófico de Gilles Deleuze y buena parte del pensamiento francés post '68. No es el fin de esta revisión considerar estos vericuetos en el pensamiento de Pinhas, o si hay una neta correspondencia entre sus preocupaciones filosóficas o en la science fiction de Philip K.Dick con sus sonidos electrónicos. Por el momento, baste decir que en oportunidades, ciertas teorías sociales podrían justificarlo casi todo, a la manera de la intertextualidad que muchas de ellas promueven. Volviendo a lo musical, Tranzition nos pone en contacto con el mejor Pinhas; el que se acerca en partes iguales tanto al sonido de sintetizadores cósmico de los años setenta como al mágico mundo de Terry Riley y sus patrones cíclicos de teclados electrónicos.

El trabajo de guitarra es contundente. Sin virtuosismo ni sofisticaciones técnicas, pero con el fuego propio de sus discos como Allez Teia y Electronique Guerrilla. Abundan los tejidos electrónicos con paredes de sintetizadores e incluso con algunas ayudas de sonido procesado en laptop. Las ondulaciones sonoras no resultan en ritmos a la manera de las anacrónicas bases de pulsos de los primeros secuenciadores tan amados por una parte del rock electrónico de fin de los setentas (incluídas las producciones más endebles de Tangerine Dream). Usando otro recurso propio de los días de Heldon, Pinhas echa mano de sus contactos con el colectivo Magma y se vale de la percusión sobria pero inexorable de Antoine Paganotti. Especial mención para "Moumoune Girl", una épica que incluye la voz de Philip K. Dick y que nos envuelve en una multitud de capas de sonido electrónico.
Richard Pinhas logra en este disco una atmósfera de tensiones y colores magistralmente resueltos. Se mantiene en el mundo sonoro del rock y rescata (como muchas otras veces lo ha hecho) los logros de músicas de las que mucho se habla pero aún hoy poco se conoce. Los minimalismos, los procedimientos sistémicos y los ambientalismos más decididos se reúnen en esta nueva producción de Cuneiform, una etiqueta fiel al francés y a la difusión de algunas de las músicas más interesantes de las últimas décadas.

Daniel Varela

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