Un interrogante recorre los dos volúmenes de Peter Kivy, a punto de aparecer por la editorial de la Universidad de Oxford: qué es la música, es decir cuál es su entidad o estatuto. New Essays on Musical Understanding e Introduction to a Philosophy of Music analizan, desde distintos ángulos pero con intacto cuerpo teórico, un tema que algún lector travieso (y en este blog parecen serlo uno, ponele dos) atribuiría al propio Kant. Sin embargo, la extemporaneidad de Kivy es un punto a favor, más por el espíritu (de algún modo hay que nombrar eso que mueve a alguien a pensar y escribir sobre un tema como éste) que por sus resultados. Las repercusiones de estas dos obras hablan por el material que, cuanto menos, parece ser polémico, provocador. Kivy asegura que la música (la música absoluta, es decir sin texto) es incapaz de representar emociones porque, ciertamente, la música carece de poderes representacionales. Tal es así que las emociones que le atribuimos a la música son propiedades de la música, no de quien la escucha. Y esas propiedades son objetivas y cuantificables. Esto, dicho así literalmente, llama a escándalo: sería casi asegurar que una pieza musical es una especie de ser con estado emocional incluido. Pero para llegar a estas conclusiones, Kivy sopesó textos de Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Schonpenhauer, Hanslick y ensayistas contemporáneos como Bouwsma, Davies, Katz, Langer, Levinson, Meyer y otros cuyos nombres, debido a nuestra ignorancia, jamás hemos oído. La seguridad, la valentía con que Kivy presentó al público estos temas no impidió la respuesta lapidaria. La del TLS, en manos de David Pitt, fue muy destructiva. El reseñista, conviene aclararlo, encuentra los más arduos problemas en la ausencia de un tema trascendental: la música pre y post-tonal. Omisiones irreparables teniendo en cuenta que, según Kivy, los únicos modos de composición hechos por compositores reunidos en la a-tonalidad, y en el siglo XX, son el serialismo y el minimalismo. Las cosas estando así parecerían indicar el renacimiento enano de la batalla entre Antiguos y Modernos: "La poca familiaridad de Kivy con la práctica composicional del siglo XX –-argumenta Pitt--, sus orígenes y su desarrollo, así como su obstinado rechazo a que existen verdaderas obras de arte, limita el significado de sus reflexiones, porque la música que no entra en el sistema tradicional de la tonalidad puede, de hecho, ofrecer sentido e incluso un pleno contenido emotivo".
Sergio Di Nucci
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